LAS VARIEDADES AUTÓCTONAS ESTÁN DE MODA
¿Te suenan estás variedades? Pues enseguida lo harán porque aunque no sean las famosas chardonnay o merlot ahora se utilizan para hacer vinos auténticos y con mucha personalidad. Se han acabado las notas de degustación que parecen copiarse: cereza picota con capa alta , fruta roja madura en nariz, taninos voluptuosos y final largo. Nos hemos acostumbrado a escoger vinos donde imperan varietales de uvas conocidos. ¡Pero qué excitante resulta degustar vinos nuevos y diferentes! Estas uvas autóctonas son inimitables y representan nuestro patrimonio cultural. ¿Las degustamos juntos?
- Garró es una de las variedades tintas tradicionales de Cataluña que ahora ha sido recuperada. Tiene notas del humo de leña (lo encontrarás en el cupaje de Gran Muralles)
- El Graciano con un rendimiento bajo y unos taninos altos experimenta una magnífica evolución durante la crianza en madera y botella. Por ello lo encontraremos aunque sea en una pequeña proporción en los grandes vinos riojanos. ¿Lo quieres probar en su pureza? Cata Altos Ibéricos Parcelas de Graciano de DOC Rioja y déjate seducir por su intensidad de mermelada de moras con deliciosas notas balsámicas y vegetales.
- Parellada (la puedes degustar junto a la garnacha en le mítico Viña Sol) es una de las uvas más finas y más difíciles de elaborar. Sus vinos contienen un ligero grado alcohólico, con aromas delicados y un cuerpo amable. Es una uva tradicional en el cupaje de los espumosos pero vinificada en forma de vino blanco es más difícil de encontrar. Te sorprenderá su sutilidad.
- Querol es una de las muchas variedades autóctonas catalanas que fueron desapareciendo en el siglo XIX. Da uvas más concentradas, con rendimientos muy bajos y es interesante para afrontar el cambio climático
- Cabernet Franc: esta es internacional pero la tratan de hermana “pequeña” del Cabernet Sauvignon y ya es mayorcita de edad. Tiene una naturaleza herbácea difícil de gestir. Pero también como su nombre indica es un vino franco dotado de un perfume limpio e inconfundible. Encuentra sus peculiaridades en el Reserva Real en cupaje con el merlot y el cabernet sauvignon
Recuperar variedades ancestrales es un proceso lento con muchas horas de experimentación. “Este trabajo está a medio camino entre la viticultura y la arqueología y nos ayuda a entender mejor la riqueza de variedades de vid cultivadas antes de que la filoxera arrasara los viñedos” proclama Miguel Torres Maczassek,. Generalmente al encontrar una variedad nueva el equipo de Torres invierte 6 años en la limpieza del material para luego utilizarla. Así conocemos la Selma Blanca, la primera variedad blanca recuperada del Penedès o la Moneu y Gonfaus (muy resistentes a las altas temperaturas y a la sequía). Fusionar estas variedades que estaban destinadas a perderse en el tiempo dan a luz unos vinos con tradición y un toque especial que es nuestro patrimonio ecológico.